Marcela de Jesús Galante Ferreira, nacida en la localidad brasileña de en Patrocinio Paulista -una población de 15.000 habitantes del estado de San Pablo-, acaba de cumplir diez meses de vida. Su peculiaridad es que no tiene cerebro. Sin embargo, ha batido ya todos los récord de supervivencia y conmueve a todos cuando, por ejemplo, llora al no estar en brazos de su madre o la ven crecer: ya pesa 11,2 kilos, algo más de la media de su edad. El caso de Marcela de Jesús no pudo ser más oportuno. Nació el 20 de noviembre pasado en medio de un debate para despenalizar el aborto en casos de anencefalia, malformación congénita que implica la ausencia parcial o total de cerebro en el concebido y supone una muerte pronta tras el nacimiento. Un testimonio que echa por tierra la tesis de los grupos feministas que defienden la legalización del aborto. La naturaleza va siempre por delante de los pronósticos.
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